martes, 17 de mayo de 2011

SALON - ESCALERA - CAOS

La nuca de mi vecina ha desaparecido. Y por extensión toda ella. Ayer cuando subí de desayunar solo quedaba en la cama la nota que escribí. La nota no me llama tanto la atención como ella asique no vuelvo  a la cama.

Estoy cenando mientras pienso si será muy precipitado llamar a la policía y organizar una operación de búsqueda. He bajado a su casa un par de veces y nada. Con el postre me olvido un poco del asunto. Es un gofre cubierto de nocilla…una puta locura. Con el último bocado mi vecina vuelve a mi cabeza pero ya es tarde, incluso para mi.

Por la mañana bajo otra vez hasta su casa ante de llamar a la brigada de desaparecidos. Parece q tengo suerte, se oyen voces. Voces. 

La puerta la abre ella.

-          Hola, he contratado un detective para buscarte.
-          Pues…que te devuelva el dinero…
-          En realidad no he….q pasa?
-          …es mi novio. Se había ido, pero ha vuelto….

Empiezo a subir hacia mi casa con cara de idiota y pensado porque ese imbécil no volvió hace dos días o dentro de dos meses.

-          Lo siento…me gusto la nota…gracias -  escalan esas palabras hasta mi
-          Ya….

Me siento delante de una copa y un par de magdalenas, para empapar un poco. No es un gran desayuno, pero una copa matutina sabe lo que tiene q decirte. Casi no la conocías. Mejor ahora que dentro de un mes. No era una nuca tan perfecta. No olía tan bien. Mentiras matutinas, pero muy ricas.

Contra todo pronóstico me decido a salir de casa. Cojo mi portátil, mi tabaco y mis gafas de sol. Me voy en busca de un café de esos con wifi y café malo. En la tele un grupo indie. Muy moderno todo. Encuentro uno en el que una estirada camarera me mira mal cuando pido una copa. Soy escritor le explico, pero no parece entenderlo. Mejor no decirle que escribo cuentos infantiles.

Y mientras escribo un cuento de una  mosca de ciudad que llega al campo y tiene que aprender a sobrevivir y hacer nuevos amigos, consumo la mañana, mi copa, el paquete de tabaco y mi odio recién adquirido hacía mi vecina. Ya se pasará.


martes, 1 de marzo de 2011

DORMITORIO II

 Mi vecina, además de oler muy bien, tiene una nuca cuasi perfecta. Mierda de nucas, me hipnotizan y pierdo la razón totalmente. En estas profundas reflexiones estoy sumido cuando me saca de ellas el timbre de la puerta. La posibilidad de desahucio ya no que quita el sueño, creo que es un invento de las pelis de Hollywood, de los filmes, asique no hay candidatos para encontrar detrás de la puerta.
Me pongo mi bata de flores japonesas, q me llega por encima de la rodilla y es claramente afeminada. Regalo de un amigo que hace tiempo q no veo. Hay cigarrillos en el bolsillo de la bata. Ahora solo necesito un mechero.
Vuelve a sonar el timbre. A ver si me centro. Aparece el mechero en la ruta que he trazado hacia la puerta y sin detenerme lo cojo y enciendo el cigarrillo, si, si, del tirón.
Cuando abro con decisión y un pitillo en la boca me encuentro con la nuca más bonita de todas, la que dejo de quererme. Como lo oyes.
La nuca más guapa de todas se ha cortado el pelo y es todavía más atractiva. Eso pasa siempre o lo mismo es que pasa también las películas americanas. Norteamericanas, claro. No lo sé muy bien y mi estado de recién levantado de la cama no me sirve para aclararlo. Se para, se gira y me mira, una serie de acciones demoledoras para mí.
-          Hola. ¿Qué tal?
Estoy en estado de shock. ¿Qué está pasando? ¿Por qué está en mi puerta? ¿Por qué no quiero que sepa que hay alguien en mi dormitorio? ¿Por qué cojones es tan guapa?
-          Bien me he mudado aquí…- a veces soy brillante
-          Me gusta la bata – dice sonriendo
-          Ya… ¿Qué es lo que quieres?
-          Me han dicho donde vivías y he pensado hacerte una visita
-          ¿Te lo han dicho o lo has preguntado? Te sabias hasta el piso…- ¡¡¡El puto amo de darle la vuelta a la tortilla!!! Comienzo a tener el control.
-          Bueno…he preguntado…quería saber cómo te iba. ¿No me vas a invitar a pasar?
-          No. Un poco más abajo hay un bar q ponen desayunos. Tardo diez minutos.
-          Vale…- pero ya he cerrado la puerta, a lo Flash Gordon, que yo no olvido.
Vuelvo a mi dormitorio donde me encuentro con una bonita nuca dormida. Respira profunda y tranquilamente, ajena a mi bata y mi cigarrillo y por supuesto ajena a esa otra nuca q baja por las escaleras hacia unas tostadas y un zumo. La miró unos instantes, mirada reflexiva creo que se llama. Por fin me visto con mis vaqueros y una camiseta que parece q la he usado para dormir, pero no, aunque mi madre no me crea nunca. Gafas de sol, tabaco y llaves.
Sigo la misma ruta hacia la puerta que antes, cuando era más feliz, y cuando ya casi he llegado esa mirada reflexiva hace efecto y me doy la vuelta en busca de un papel y un bolígrafo. Escribo rápido y bien, aunque la caligrafía no es muy buena. La dejo en mi sitio de la cama, sobre la almohada y salgo decidido de casa. Muy decidido. Y con las gafas de sol ya puestas.