domingo, 15 de enero de 2012

AEROPUERTO

Vuelvo. Despues de unos meses vuelvo. No fue por mi puta vecina o eso quiero pensar. Los cuentos para niños estan resultando mas rentables que reirse de proyectos de escritores sentado en una mesa. Putos crios.

He estado fuera, pero no haciendome fotos con monumentos ni llenandome de arena en la playa. Que asco las playas. Hay algo mas asqueroso? Una sauna?  Tampoco he estado de turismo sexual de ese. Mamada 5 dolar. Ese no es mi rollo. Que violento. Ya no hay amor?

Todo esto lo pienso mientras espero a q se abran las puertas del avión y me dejen escapar de esta lata voladora.Low cost, el mundo moderno, que maravilla.

En estas semanas no ha habido ninguna nuca llamativa cerca de mi, o tal vez no  la he visto, o no la queria ver, quien sabe, misterios del ser humano. Pero ahora en el avión, mientras espero, me vuelvo mas observador. Pero mi compañero de asiento consigue toda mi atención. Se la pela totalmente eso de no enciendan el movil porque provocara un fallo fatal en el sistema y moriremos todos. Saca su smartphone, maravilla de la ciencia, y lo enciende y llama.

-Hola cariño, ya hemos aterrizado....si yo tb tengo ganas de verte....

Hay mucho blablabla y cariños y esas cosas. En cirsustancias normales me daria asco el ñoño de mi compañero. Pero ahora no. Esto es muy raro.

Vamos todas las ovejitas juntas a recoger nuestro equipaje. Mientras espero a que una cinta magica lo traiga hasta mi, saco mi telefono, nada smart, y reviso los contactos.

abuela
alberto
.
.
.
caja mama
casera
.
.
y mil mierdas parecidas, pero nadie a quien decirle cariño ya hemos aterrizado.

Y eso me esta jodiendo.

martes, 17 de mayo de 2011

SALON - ESCALERA - CAOS

La nuca de mi vecina ha desaparecido. Y por extensión toda ella. Ayer cuando subí de desayunar solo quedaba en la cama la nota que escribí. La nota no me llama tanto la atención como ella asique no vuelvo  a la cama.

Estoy cenando mientras pienso si será muy precipitado llamar a la policía y organizar una operación de búsqueda. He bajado a su casa un par de veces y nada. Con el postre me olvido un poco del asunto. Es un gofre cubierto de nocilla…una puta locura. Con el último bocado mi vecina vuelve a mi cabeza pero ya es tarde, incluso para mi.

Por la mañana bajo otra vez hasta su casa ante de llamar a la brigada de desaparecidos. Parece q tengo suerte, se oyen voces. Voces. 

La puerta la abre ella.

-          Hola, he contratado un detective para buscarte.
-          Pues…que te devuelva el dinero…
-          En realidad no he….q pasa?
-          …es mi novio. Se había ido, pero ha vuelto….

Empiezo a subir hacia mi casa con cara de idiota y pensado porque ese imbécil no volvió hace dos días o dentro de dos meses.

-          Lo siento…me gusto la nota…gracias -  escalan esas palabras hasta mi
-          Ya….

Me siento delante de una copa y un par de magdalenas, para empapar un poco. No es un gran desayuno, pero una copa matutina sabe lo que tiene q decirte. Casi no la conocías. Mejor ahora que dentro de un mes. No era una nuca tan perfecta. No olía tan bien. Mentiras matutinas, pero muy ricas.

Contra todo pronóstico me decido a salir de casa. Cojo mi portátil, mi tabaco y mis gafas de sol. Me voy en busca de un café de esos con wifi y café malo. En la tele un grupo indie. Muy moderno todo. Encuentro uno en el que una estirada camarera me mira mal cuando pido una copa. Soy escritor le explico, pero no parece entenderlo. Mejor no decirle que escribo cuentos infantiles.

Y mientras escribo un cuento de una  mosca de ciudad que llega al campo y tiene que aprender a sobrevivir y hacer nuevos amigos, consumo la mañana, mi copa, el paquete de tabaco y mi odio recién adquirido hacía mi vecina. Ya se pasará.


martes, 1 de marzo de 2011

DORMITORIO II

 Mi vecina, además de oler muy bien, tiene una nuca cuasi perfecta. Mierda de nucas, me hipnotizan y pierdo la razón totalmente. En estas profundas reflexiones estoy sumido cuando me saca de ellas el timbre de la puerta. La posibilidad de desahucio ya no que quita el sueño, creo que es un invento de las pelis de Hollywood, de los filmes, asique no hay candidatos para encontrar detrás de la puerta.
Me pongo mi bata de flores japonesas, q me llega por encima de la rodilla y es claramente afeminada. Regalo de un amigo que hace tiempo q no veo. Hay cigarrillos en el bolsillo de la bata. Ahora solo necesito un mechero.
Vuelve a sonar el timbre. A ver si me centro. Aparece el mechero en la ruta que he trazado hacia la puerta y sin detenerme lo cojo y enciendo el cigarrillo, si, si, del tirón.
Cuando abro con decisión y un pitillo en la boca me encuentro con la nuca más bonita de todas, la que dejo de quererme. Como lo oyes.
La nuca más guapa de todas se ha cortado el pelo y es todavía más atractiva. Eso pasa siempre o lo mismo es que pasa también las películas americanas. Norteamericanas, claro. No lo sé muy bien y mi estado de recién levantado de la cama no me sirve para aclararlo. Se para, se gira y me mira, una serie de acciones demoledoras para mí.
-          Hola. ¿Qué tal?
Estoy en estado de shock. ¿Qué está pasando? ¿Por qué está en mi puerta? ¿Por qué no quiero que sepa que hay alguien en mi dormitorio? ¿Por qué cojones es tan guapa?
-          Bien me he mudado aquí…- a veces soy brillante
-          Me gusta la bata – dice sonriendo
-          Ya… ¿Qué es lo que quieres?
-          Me han dicho donde vivías y he pensado hacerte una visita
-          ¿Te lo han dicho o lo has preguntado? Te sabias hasta el piso…- ¡¡¡El puto amo de darle la vuelta a la tortilla!!! Comienzo a tener el control.
-          Bueno…he preguntado…quería saber cómo te iba. ¿No me vas a invitar a pasar?
-          No. Un poco más abajo hay un bar q ponen desayunos. Tardo diez minutos.
-          Vale…- pero ya he cerrado la puerta, a lo Flash Gordon, que yo no olvido.
Vuelvo a mi dormitorio donde me encuentro con una bonita nuca dormida. Respira profunda y tranquilamente, ajena a mi bata y mi cigarrillo y por supuesto ajena a esa otra nuca q baja por las escaleras hacia unas tostadas y un zumo. La miró unos instantes, mirada reflexiva creo que se llama. Por fin me visto con mis vaqueros y una camiseta que parece q la he usado para dormir, pero no, aunque mi madre no me crea nunca. Gafas de sol, tabaco y llaves.
Sigo la misma ruta hacia la puerta que antes, cuando era más feliz, y cuando ya casi he llegado esa mirada reflexiva hace efecto y me doy la vuelta en busca de un papel y un bolígrafo. Escribo rápido y bien, aunque la caligrafía no es muy buena. La dejo en mi sitio de la cama, sobre la almohada y salgo decidido de casa. Muy decidido. Y con las gafas de sol ya puestas.



domingo, 26 de diciembre de 2010

SALÓN (el de mi vecina)

Una copa de vino cae peligrosamente cerca de mi camiseta nueva. La segunda que estreno en dos días, me gusta vivir a todo tren. Es la segunda que prepara el amigo de mi vecina que está sentado a mi lado. Menudo figura. Me cae fatal.
El caso es que mi cortejo está siendo eclipsado por este personaje, que se ha manchado la camisa mientras cenaba. La camisa la lleva por dentro del pantalón. Todo el mundo parece encantado con él asi que a seguirle el rollo. ¿Calzonazos? Tal vez, pero House solo es una serie.
La post-cena me aleja de mi compañero de mesa. Gracias. Siempre me ha gustado ese momento de tomar copas en un salón con un montón de gente que no conozco. Somos doce. Hay siete chicas y cinco chicos. Cojonudo. Cuentas básicas que realiza un soltero. En los siguientes diez minutos no sé muy bien qué es lo que sucede, pero paso de estar hablando con mi vecina, que huele muy bien, a estar hablando con un extraño individuo que no huele tan bien. Es el novio de una amiga suya que parece estar obsesionado con una peli. King Kong. La versión nueva. Durante cuarenta minutos me está hablando de una peli en la que sale un mono gigante y Manolete…todo muy raro. El viejo truco del baño. Tardo mis cinco minutazos y cuando vuelvo ha atrapado a dos chicas que parecen hermanas y les cuenta como el gran Manolete pasó de tocar un piano en Polonia a perseguir un mono colosal. No se cansa el tío…
Me sirvo otra copa.
-          ¿Me ayudas con el hielo?
-          …claro…
De camino a la cocina ella va delante. Yo voy mirando cómo se mueve su pelo al caminar. De un lado a otro. Se para. Se gira y me besa. Creo que yo también consigo besarla. Y si, huele muy bien. Empiezo a sospechar que no hay escasez de hielo en la fiesta…
Volvemos al salón, por supuesto sin el hielo. La gente ha comenzado a hablar de karaoke. Una expresión de terror aparece en mi rostro, o así me lo imagino yo. El tío del mono gigante está encantado. No me jodas…seguro que lleva la banda sonora de King Kong para cantarla por ahí. No me gustan los karaokes.
La decisión está tomada. Nos vamos a cantar. Yo empiezo a encontrarme fatal.
Cuando empezamos a desalojar la casa ya estoy malísimo asique me despido más o menos de todos y empiezo a subir la escaleras hacia mi zulo. Abro y me tiro en mi sofá. Me saco una botella de bourbon de la pernera del pantalón, soy un cutre.  Me sirvo la última copa antes de irme a la cama. No voy a un karaoke ni aunque sea barra libre. Mientras me apuro la segunda copa le doy vueltas a mi nueva fuente de ingresos. Hace mucho que no escribo nada y el curro en la editorial me ha vuelto muy crítico, no sé si me gustará algo de lo que escriba y menos para niños. Que mierda. En esas estoy cuando llaman a la puerta. No son horas para desahuciar a nadie, además este mes he pagado.
-          Parece que ya no estás tan mal – dice mi aromática vecina.
-          …no me gustan los karaokes….
Respuesta rápida, ingeniosa y nada balbuceante… Antes de seguir haciendo el ridículo decido besarla. Y todo sale bien. Mientras nos besamos ella cierra la puerta de casa. Y así seguimos hasta mi cama, donde nos dejamos caer sin dejar de besarnos. Como en una peli que no acaba de ser buena.

sábado, 13 de noviembre de 2010

TRABAJO (se busca)

Mierda!! Un trozo de sushi aterriza sobre el periódico. Ofertas de empleo. Dan bastante risa. Pero tengo un zulo que mantener. Y sí, estoy desayunando lo que me sobro de la cena. Personalmente prefiero la pizza fría, pero ayer toco cenar japonés. Que no tendré trabajo, pero si conservo mis buenas costumbres.
Después de leer los anuncios del periódico cuatro días seguidos creo que voy a volver al mundo editorial.
Ronda 1. Llamadas a conocidos del sector para preguntarles que como les va y ese rollo. También se toma alguna cerveza o similar.
Ronda 2. Más llamadas. A ver si repetimos lo del otro día, no? Risas y eso. Y como esta lo del curro por tu agencia?....y a ver qué pasa.
La ronda dos resulta un fracaso. La crisis, dicen. Que cabrones.
El timbre de la puerta extermina mi mini cabreo. ¿Una visita? Cuando vivía con ella era más normal, pero ahora… Intriga. Abro despacio, con miedo. Sigue siendo pronto para el desahucio…
Mi vecina.
-          Hola… - no me acuerdo como se llama, mal vamos…
-          Hola, ¿qué tal?
-          Bien…. ¿tu?
-          Bien. Mañana vienen unos amigos a cenar y he pensado que lo mismo quieres pasarte.
Coño, coño, coño… que me ha invitado a una cena. Como mola esta tía!!
-          Ah, pues creo q no tengo nada así que si, no creo que tenga problema.
-          Vale, pues nos vemos en mi casa. Adiós.
Pues está claro, no? Me invita a una cena en su casa, eso es que quiero lió. Fijo.
El resto del día lo invierto en salir a comprarme una camiseta, una botella de vino y tomar unas cañas con algún amigo. Si, todavía me queda alguno.
-          Vas a llevar vino? Eso es muy a lo cena romántica. Se te va a ver venir.
Durísimas declaraciones de mi colega que me hacen meditar durante un rato sobre la importancia de elegir bien la bebida. Solo se da una primera impresión, no? Cambio la botella de vino por una de bourbon. Con un par o tal vez demasiada televisión, no se con cual me quedo…
Camiseta nueva y vaquero viejos. Americana. Zapatillas sucias. Indie de mierda…pero allá voy.
Llamo al timbre. Espero. Nada. Llamo otra vez. Me abre la vecina, no tan guapa como yo esperaba encontrármela. Algo pasa… Se queda mirando mi botella.
-          Vas de botellón?
-          En realidad venía a una cena…
Una sonrisa comienza a crecer en su cara, ahora esta más guapa.
-          Llegas un poco pronto…es mañana… espero habértelo dicho bien esta mañana…
Me acabo de coronar. Y lo peor es que necesito otra camiseta para mañana….
El teléfono suena, al rescate. Politono indie, por supuesto.
-          Hola….si….
Imaginaros una conversación en el descansillo de una escalera. Un tío con cara de tonto y una botella de bourbon en una mano y el móvil en la otra. La puerta de la casa abierta y la chica apoyada en el marco con cara divertida. Todo muy raro.
-          Si….si…..claro…..sin problema…… Cuelgo.
-          Pues nada, mañana vuelvo.
Y me piro. Si, como un sputnik. Mi vecina se queda…no sé cómo se queda porque me he ido a la velocidad de la luz. Oigo un adiós que escala por el hueco de la escalera. Llego a casa y comienza la búsqueda. Por fin aparece la carpeta en una caja no demasiado vieja. Cuentos infantiles. Parece que la crisis no llega a los niños.
Mientras no pienso mucho en porque me quieren comprar mis cuentos, que no son demasiado buenos, abro la botella y brindo por el último amigo que parece quedarme en el extraño mundo editorial. Pongo la tele. Un canal de música. Imagínate lo que suena.

viernes, 22 de octubre de 2010

PISO (se busca)


En los hoteles solo vive gente de mala vida y trabajan las putas. ¿Radical? Tal vez. Pero tras comprobar que cuanto más barato es el alojamiento más ciertas son las palabras de mi abuela comienzo la búsqueda de una nueva casa. Eso sí, de soltero. Pisito de soltero me dice un colega, no me jodas... Me imagino a un pajillero delante de un ordenador, viendo porno y diciendo:
-          Como mola mi pisito de soltero….
Insisto. No me jodas.
Me pongo a buscar un apartamento por el centro, con garaje, moderno y que no sea carísimo. A los 20 minutos desechamos el garaje de los cojones.
Garaje: 1. m. Local destinado a guardar automóviles.
2. m. Taller de reparación de vehículos.
La mía es la 1, pero no existe en esta ciudad.
Y eso de moderno…mejor ni hablamos.
Cinco días de hotel después me quedo con un zulo en el centro. Se puede cocinar desde el sofá mientras ves la tele. Siempre he sido un poco vago. En la ducha no me puedo estirar del todo, así estoy menos rato y gasto menos agua. Por su puesto no hay ascensor, se me va  aponer el culito de Jane Fonda. Todo son ventajas.
En cinco horas estoy instalado. Estoy intentando contratar internet, todas las redes tienen contraseña!!, cuando llaman a la puerta. Abro intrigado, es demasiado pronto para un desahucio.
-          Hola, vivo en la puerta de enfrente. Solo era para saludarte y decirte que si necesitas algo ya sabes.
-          ….hola…
Morena o castaña, no está muy claro. Liso, un poco ondulado, tampoco está muy claro. Con los ojos marrones y sonrientes. Uno se esconde tras un flequillo rebelde. Lleva una camiseta amarilla vieja, con el dibujo ya borrado, unos vaqueros y unas zapatillas. Tiene una voz suave y un acento que no consigo identificar. Muy guapa, o eso creo yo.
Contesta!!
-          Ah...pues muchas gracias. Necesitaré algo. Seguro.
Me sonríe y yo le sonrío como un imbécil y se va. Me quedo mirándola mientras se aleja. Me recuerda un anuncio de la tele, pero no sé cual. Creo que uno de trufas.
Entro en mi zulo pensando en internet y en mi nueva vecina. Si, en ese orden.

viernes, 8 de octubre de 2010

OFICINA-HOTEL

Desde mi plaza de aparcamiento hasta el ascensor  hay unos 60 metros. Llenos de líneas y números de color parking.
 Llevo tres días casi sin dormir en un hotel, cada noche en uno diferente, manías mías. Me da vergüenza que piensen que me han echado de casa.
 Entro en el ascensor vacio, que se llena en la planta de la entrada. Todas las miradas se centran en mí. Bueno, más bien en mi camiseta y mis vaqueros viejos. Mi chaqueta tiene un pequeño agujero en el codo. Bajo la cabeza y me encuentro con mis zapatillas y se me escapa una mueca divertida, casi una sonrisa. Que sobas mi madre con que las tire.
Se abre la puerta en el piso de mi oficina y salgo. Tropezón, muy leve pero lo justo para llamar la atención. Me miran. Decisión, coño, decisión. Parece que van a sonreír pero mi atuendo les deja ojipláticos y me siguen con la mirada durante mi camino hacia la oficina de mi jefe. Allá vamos.
-          Buenos días….tengo q hablar con usted….
-          No viene usted vestido de forma adecuada…
Que lumbrera, por eso es jefe. Seguro que cree que vengo a decirle algo del café. Hay que joderse.
-          Ya lo se, ya. Es un momento. Solo es para decirle que me voy. Vamos, que dejo el curro.
Debe de pensar que es coña, porque no dice ni pio. Se queda mirándome como si nunca hubiese entrado alguien en esa sala sin llevar traje. Su universo ha colapsado. Me piro a ver al de administración.
Ni pestañea. Pilla mi carta de dimisión, me da uso papeles, los firmo y hasta luego. Así da gusto.
Voy hacia mi mesa, a ver qué se puede rescatar, pero me lo pienso mejor y me doy la vuelta. Dejo la caja que llevaba en la puerta del ascensor y me subo. Coño! Sale el listillo de hace unos días, el de cómo son las tías.
-          No tienes ni puta idea de cómo son las tías. Adiós capullo.
Vale que la frase no es buenísima, pero se queda con cara de tonto viéndome entrar en el ascensor. Lleva traje, por supuesto.
Llego a mi último hotel. Abro el mini bar y me tiro en la cama. Ginebra, vodka, ron y whisky. Difícil elección. Son las once de la mañana y un gintonic no me entra ni de coña, asique vamos a probar con el whisky. Pongo la tele. Y comienzo a darle vueltas a mi nueva situación. No tengo casa, ni curro ni novia. Y ahí estoy yo tan feliz, en la cama de un hotel con un whisky en la mano. Las once y cuarto de la mañana.
Levanto la cabeza de mi vaso. Hay un video musical de un grupo español. Indie de ese. Me lo trago enterito y cuando acaba me pregunto si el cd vendrá con una pistola para pegarte un tiro.