viernes, 17 de septiembre de 2010

COCINA


Mientras corto cebolla en juliana, soy un crack, pienso que ahora si estoy jodido. Ahora sí que me deja seguro. Me trasladan en el curro. A 800 kilómetros de mi cocina. De mi cama. De ella. Hay que joderse, menuda broma. Seguro que se está tirando a mi jefe y han ideado el plan entre los dos. Ella se lo ha susurrado al oído después de echar un polvo y fingir dos orgasmos en su piso del centro Menudo cabrón estirado está hecho. Lo de fingir no es que lo haga conmigo, pero así me lo imagino yo con mi jefe. Un estirado medio impotente. Que se joda.
Estoy preparando la cena de la reconciliación. Aunque las cosas no pintan muy bien. No la cena, que me está quedando de lujo. Me refiero a la situación. Mi traslado es la excusa perfecta para que “nos tomemos un tiempo” o para que “salgamos con otras personas”. También es muy buena la de “reflexionar sobre nuestra relación”. Vamos, no me jodas. Déjame pero no me cuentes películas, que estoy harto de leerlas en el trabajo día tras día.
Mientras todo esto revolotea por mi cabeza, la cena, impresionante, continua con su proceso de creación. Mañana me ponen en la guía Michelin.
Faltan 10 minutos para que llegue a casa. Es como un tren británico la tía, no falla nunca. Abro el horno y meto la fuente. Todo perfecto. Ocho minutos después suena el teléfono. Se corta y vuelve a sonar. Me doy la vuelta y camino hacia el de nuevo. Justo antes de cogerlo me doy cuenta que es el mismo modelo que el de la oficina. No me había fijado.
Evidentemente es ella.
-          No me esperes para cenar, tenemos una movida muy seria en la oficina. Voy a llegar tarde.
-          Hola… Estaba haciendo algo de cena….
-          Pues guárdame algo, aunque no sé si pediremos cena aquí. Es que parece que va para largo.
-          Ya….es que frio no va a ser lo mismo…
-          Y yo que quieres q haga? ¿Qué le diga hasta luego y me vaya sin más? Que es mi trabajo.
Como no sé qué decir, no digo nada. Últimamente me pasa mucho. Parece que las palabras huyen cuando más las necesito.
-          Hasta luego…
Parece que va a decir algo mas pero no se decide y al final cuelga. Yo me quedo unos minutos con el teléfono en la mano, mientras un montón de respuestas ingeniosas llenan mi cabeza. Ahora, no te jode.
La cosa no acaba así.
El humo que sale de la cocina dice que la guía Michelin tendrá que esperar.

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